Un ejemplo de integración

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Un ejemplo de integración

Juan Carlos Vera y Salvador Henríquez, ambos con discapacidad auditiva, trabajan desde hace 4 años en la firma contratista que presta servicios de mantención a la Gerencia de Plantas de El Teniente.


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Juan Carlos Vera y Salvador Henríquez (costados), junto a Hugo Mery, Jefe de Seguridad, quien destaca, positivamente, el hecho que la empresa Salfacorp haya contratado a estos dos trabajadores.  

¿Quién dijo que sólo hablando uno puede comunicarse?... esa es la creencia general, pero Juan Carlos y Salvador han demostrado con creces que tener una discapacidad auditiva -como la que ellos poseen desde su nacimiento- no es un impedimento para ser trabajadores responsables y alegres. Al conversar en el área de Barahona -donde laboran estas dos personas- lo primero que destacan de ellos es que “siempre andan con buen ánimo y con una mirada positiva y si a uno lo ven enojado o con cara triste, lo animan a cambiar el switch”, señala Manuel Torres, Jefe del Area Mantención Eléctrica e Instrumentación de la Gerencia Plantas. Asimismo, Domingo Parra, Jefe Unidad Mantención Relaves y Administrador del Contrato con Salfacorp, agrega que “son amables y se las ingenian para comunicarse cuándo uno pregunta por alguien. Son de un ánimo siempre alegre”. 

Por su parte, Hugo Mery, Jefe de Seguridad Área Relaves, agrega que también destacan en su puestos de trabajo, e incluso el día de la entrevista recibieron un presente para testimoniarles la labor bien cumplida ya que “usan su equipo de protección personal y respetan las normas establecidas. De hecho, ellos no han tenido accidentes”, nos precisa el supervisor. Además, Mery muchas veces almuerza con ellos y del contacto permanente con estos trabajadores, señala que “ha sido una grata experiencia, es un aprendizaje para mí ver cómo ellos se las arreglan para conseguir que nos comuniquemos, como suplen con disposición una carencia que está lejos de desanimarlos”. 

El supervisor señala que es destacable la decisión de la empresa contratista Salfacorp de contratar a estos trabajadores como parte de su personal. 

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Los protagonistas

 

Así lo comprobaremos al conversar con ellos. Con la ayuda de una pizarra, sus manos, disposición y una atenta mirada nos cuentan su historia. Juan Carlos Vera, de 50 años, nos relata que es originario de Santiago, “de Providencia”, nos precisa. Y agrega que está casado con Jeanette y que tiene 2 hijos, una de 21 y uno de 18, “ambos estudian”, acota. Sobre su trabajo nos cuenta que se ubica en el pañol, donde “me corresponde entregar materiales y otros cosas como guantes”, tarea que implica no sólo de la entrega física de los artículos, sino que llevar un registro de lo que entra y sale del lugar. Para Juan Carlos este trabajo es “entretenido y donde nos tratan muy bien”. 

Ayudados por las señas nos dan características de varias de las personas que trabajan en el área y de Hugo Mery nos cuentan que “siempre anda con la mochila, no la deja sola”, en alusión a que el Jefe de Seguridad siempre porta su notebook. 

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Salvador Henríquez, de 41 años, es el compañero de Juan Carlos. Está casado con Marcela Rubio y tiene una hija, Pamela de 12 años. De sonrisa rápida, relata que antes de llegar a Salfacorp trabajó en otras firmas contratistas y también en la construcción, pero que “aquí estoy mejor. Los jefes tratan muy bien y me gusta lo que hago”. 

Nos relata, que además de las tareas en el pañol, también han hermoseado el área al pintar las distintas instalaciones, como lo hacía la mañana que lo entrevistamos. 

Pero como no sólo de trabajo vive el hombre, Juan Carlos y Salvador, en su tiempo libre practican deportes como el fútbol y el pin-pon. “Antes jugaba más seguido, pero ahora voy de vez en cuando, y soy arquero”, indica el primero. Misma posición que tiene Salvador, quien además se confiesa hincha del O’Higgins. Juan Carlos alienta a los azules, nos precisa mostrándonos el color de su casaca de trabajo. Termina la conversación y ahora regresan a sus labores, no sin antes ponerse sus cascos.