En la sala de telecomando de división Andina, el operador maneja el martillo a distancia, incluso puede operar varios equipos a la vez.

Los avances tecnológicos han significado cambios radicales en la minería. En la sala de telecomando de división Andina, en la V Región, los martillos picadores se operan a distancia, por lo que se asemeja más a un juego de video que al arduo trabajo minero.

La operación directa, en la que los mineros operaban estos martillos desde una cabina instalada en las cámaras de picado, en un ambiente con alto nivel de polvo y ruido, dio paso a su operación desde la sala de telecomando de la mina, a 1 kilómetro de distancia de las cámaras de picado.

A partir de junio de 2001, la misma operación se realiza aún más lejos, a 70 kilómetros de la mina subterránea, desde la sala de telecomando ubicada en la ciudad de Los Andes, utilizando cámaras de televisión y joysticks (similares a los controles de los juegos de video).

Las ventajas de esta minería a control remoto son inmensas: el operador no tiene que trasladarse 140 Km. diarios por un camino de montaña ni ingresar a la mina subterránea; no requiere utilizar el equipo de seguridad (casco, lentes de seguridad, zapatos de seguridad, lámpara minera, audífonos protectores, ropa reflectante y autorescatador), y no se expone al ambiente agresivo propio de una mina subterránea.

Esta será la base de la minería del siglo XXI, operadores con altos estándares de calidad de vida, seguridad, productividad y en las mejores condiciones ambientales.