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300 árboles y desechos vegetales para prever riesgos de aludes

Para prevenir el daño al concentraducto que une Colón y Caletones y cautelar así la continuidad operacional, División El Teniente se planteó el desafío de mejorar la calidad de los suelos. A la fecha, ya se han plantado unos 300 árboles y se espera llegar a unos 8.000 sólo en la Quebrada Traypin, VI Región.

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Evitar posibles daños al concentraducto que une Colón con Caletones, por efecto de aludes o derrumbes desde las laderas de los cerros, es fundamental para la continuidad operacional de la División.

Algo que quedó de manifiesto el año 2008, cuando las fuertes precipitaciones, con abundante agua caída en cortos períodos de tiempo, produjeron desprendimientos de piedras, rocas y sedimentos que dejaron inoperativo el sistema de mitigación de derrames del “concentraducto”, poniendo en peligro la continuidad del transporte de concentrado hacia la Fundición.

Desde entonces se han desarrollado una serie de acciones para solucionar esta vulnerabilidad. Entre ellas: estudio de la geomorfología del trazado, análisis de suelo, propuestas de obras de mitigación de escorrentías e instalación de placas recicladas para detener los deslizamientos. Esta última, mostró un desempeño óptimo durante el terremoto del pasado 27 de febrero, deteniendo la caída de grandes rocas.

Bioingeniería

Hoy se trabaja en dar una solución definitiva, mediante la aplicación de técnicas de bioestabilización de taludes y “bioingeniería”. La idea es reforestar aquellos sectores críticos, donde podrían producirse aludes.

“El lugar escogido fue la Quebrada Traypin, de 9,4 hectáreas y los árboles, resistentes a las condiciones climáticas del sector, fueron entregados por el Convenio Ambiental El Teniente-CONAF”, explica Claudio Bobadilla, jefe de Unidad Proceso Filtros. No obstante, previo a ello fue necesario mejorar las condiciones del suelo. Se debía contar con compost y humus, nutrientes naturales para asegurar el crecimiento y sobrevivencia de las especies, en la cantidad necesaria para el proyecto.

Cristián Molina, memorista de la Gerencia de Sustentabilidad que trabajó en este proyecto, se dedicó -con el apoyo de la Unidad- a buscar la fórmula, que estaba más cerca de lo que pensaba.

Produciendo compost y humus

Como el compost se elabora con desechos orgánicos, consiguieron que los desechos vegetales del Casino de Filtros fueran utilizados para este fin. Además, con el decidido impulso de la Superintendencia de Productos Comerciales, se estableció un mecanismo para recibir y reciclar todos los papeles que hasta entonces se desechaban en el área, los que también son utilizados para fabricar compost.

“Recibimos del casino la materia prima, principalmente ensaladas que no se consumen y que luego sometemos -junto al papel- al proceso de elaboración de compost. Mediante la medición del pH, temperatura y humedad de la mezcla, realizamos el seguimiento al proceso aeróbico de descomposición y estabilización de los residuos, producido por la acción de poblaciones de microorganismos benéficos. En forma paralela, hemos generado un proceso de producción de humus, mediante lombrices rojas californianas, la Eisenia Foetida, de gran resistencia a un medio adverso. De estas dos fuentes obtenemos un producto final estable y rico en nutrientes, necesario para mejorar los suelos donde reforestaremos”, explica David Molina, encargado del proyecto en la Unidad de Procesos Filtros.

Actualmente, se reciben unos 20 kilos mensuales de verduras desde el casino y unos 70 kilos de papel de oficina, provenientes de todas las Unidades de la Superintendencia.

Resultado sustentable

A la fecha, ya se han plantado unos 300 árboles (entre fresnos, acacias, acer, liquidambar, huingan y otros) y se espera llegar a unos 8.000 sólo en la Quebrada Traypin. De todas las especies plantadas en diversas áreas, casi la totalidad se ha desarrollado en perfectas condiciones.

“Para nosotros es de vital importancia proteger el concentraducto y asegurar que el sistema de mitigación de derrames esté siempre operativo. Por eso hemos buscado las alternativas necesarias para evitar que dicha cañería sea dañada por desprendimientos de rocas y barro. Hoy estamos desarrollando esta alternativa sustentable, mejorando la calidad del suelo y reforestando los sectores críticos. De allí nació esta idea de autogenerar los nutrientes básicos que permitan mejorar las zonas donde serán plantadas las especies arbóreas”, explicó el Superintendente de Productos Comerciales, Patricio Giménez.

Verduras para el compost

Verónica Aránguiz, cajera encargada del casino de la Unidad Procesos Filtros y trabajadora de Central de Restaurantes (CDR), explica que desde que les expusieron la idea de reciclar las verduras sobrantes, han puesto toda la disposición y entusiasmo para apoyar el proceso.

“Separamos las verduras que sobran en el día y las procesamos para sacar las impurezas que puedan tener. Hecho esto las ponemos en bolsas para que sean llevadas hasta el sector de reciclaje. Antiguamente botábamos estos sobrantes, pero hoy -con la colaboración de todo el personal del Casino- nos sumamos con alegría a esta iniciativa, luego que se nos explicó el proceso y su importancia”, señala.

 

Generando nutrientes

Los encargados de supervisar diariamente el proceso de elaboración de “compost” es el personal de la empresa C&G. Ellos recolectan lo entregado por el casino y el papel que llega hasta la Unidad para, en cubetas recicladas, preparar la mezcla que creará los nutrientes.

“Debemos estar supervisando el pH, la temperatura y la humedad de la mezcla para estar seguros de que va por buen camino. Esto se maneja poniendo papel, para que entregue más carbono, o agregando más verduras, de acuerdo al Manual que se nos entregó para ello, además de la capacitación que recibimos. Debemos estar atentos para que el resultado sea óptimo y obtengamos los frutos deseados al momento de plantar los árboles”, explica Danilo Valdivia, Capataz de C&G, en la foto junto al trabajador Alamiro Alarcón.

 

Dato

El compostaje es una técnica ecológica de reciclaje que transforma la fracción orgánica de los residuos sólidos en material rico en nutrientes, a través de una acción biológica. El proceso se desarrolla a través de la descomposición y estabilización de los residuos por la acción de diversos microorganismos benéficos.