En total, este año fueron 16 las personas que obtuvieron su certificado, tras aprobar los contenidos de este Programa Corporativo que duró más de 700 horas y que busca potenciar las capacidades de los jóvenes en el plano minero, siendo una contribución social concreta de División Andina.
Renata tiene casi tres meses de vida. Se pasea feliz en los brazos de su padre, Raúl Fuentes, de sólo 22 años. Ella nació mientras quien la contiene en su regazo recibía capacitación profesional en diversas áreas de la minería, herramientas que quizá le servirán para hacerse cargo de esta familia que están formando junto a la madre de la pequeña. Una familia joven, llena de vida y con un futuro prometedor por delante.
Así como Raúl, el 28 de junio otros 15 jóvenes, entre ellos cuatro mujeres, recibieron un certificado que acreditó su participación en el Programa Corporativo de Aprendices que se desarrolló en División Andina por segundo año consecutivo y que está orientado a jóvenes entre los 18 y los 24 años que desean tener un primer contacto con la industria minera.
“Dentro de la formación que recibí, lo que más me gustó fue aprender sobre maquinaria pesada, sobre los camiones que son máquinas tan grandes y que aportan tanto al desarrollo de nuestro país”, rememora Raúl, mientras Renata lo mira al hablar.
Para el gerente de Recursos Humanos de Andina, Arturo Merino, cuando uno mira las caras de los aprendices ve la ilusión que tienen por hacerse cargo de ellos mismos. “Esto tiene que ver con la madurez, con la responsabilidad. Para muchos de ustedes es la primera aproximación al mundo del trabajo. También tiene que ver con la humildad, palabra no muy abundante entre los jóvenes. Es ponerse a disposición de otro para que me enseñe lo que hoy no sé”.
Este es un programa de 792 horas, que se trabajó de enero a junio donde pudieron conocer parte de las operaciones divisionales y recibir una preparación técnica en minería subterránea, a rajo abierto y operaciones planta. “Más otras instancias como la obtención de licencia de conducir, conducción de equipo menor y operación de puente grúa”, explicó el Supervisor de la gerencia de Recursos Humanos, Álvaro Muñoz.
En esta instancia educativa participaron jóvenes de Aconcagua y de otras zonas de la quinta Región, como el propio Raúl que es de Casablanca. “Eso no es casualidad porque estamos iniciando un proceso del 244 y queremos obtener no sólo una licencia legal para operar, sino una licencia social, donde las personas piensen que es un proyecto que les conviene que se realice. Queremos que las zonas aledañas sepan que somos responsables legal y socialmente, que nos crean”, apunta el ejecutivo.
Raúl ya no tiene a Renata junto a su pecho, pues ahora la bebé está con su madre en una de las mesas de invitados disfrutando de un almuerzo de celebración organizado por la División. Ahora este joven aprendiz, tiene entre sus dedos el certificado donde su nombre aparece grabado e indica que una etapa de su formación ha concluido y que ahora depende de él iniciar una carrera exitosa en la industria minera.