Óscar Landerretche en cena de la Bolsa de Metales de Londres: Los Siete Pecados Mineros

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Óscar Landerretche en cena de la Bolsa de Metales de Londres: Los Siete Pecados Mineros

El pasado martes 13 de octubre, el presidente del Directorio de Codelco, fue el orador principal en la gala de la Bolsa de Metales que se llevó a cabo en Londres, Inglaterra.

 

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Óscar Landerretche, presidente del Directorio de Codelco


Discurso Óscar Landerretche, presidente del Directorio de Codelco
Cena de la Bolsa de Metales de Londres
Londres, 13 de octubre de 2013

En primer lugar, agradezco a la Bolsa de Metales de Londres por haberme invitado a hablar esta noche. Es un placer estar aquí.

En realidad, esta es mi segunda cena de la BML, entonces cuando Garry me pidió que dijera algunas palabras hoy, naturalmente me sentí halagado.

Luego lo pensé un poco y concluí: "estos tipos deben estar desesperados".

La situación del mercado y todo lo que está sucediendo debe tener a todos muy perdidos para que me estén preguntando a mí.

Pero hablando en serio, es un gran honor para mí y para mi compañía, Codelco, que me hayan invitado a hablar esta noche.

Sin embargo, debo presentar una queja formal. Me han sometido a un serio acoso oportunista durante los últimos días. Ustedes saben, personas que tratan de averiguar la extensión de estas palabras. Personas que me miran a los ojos para interpretar el lenguaje de las cejas... ese tipo de cosas. No revelé nada, y creo que pude mantener mi honor de regulador financiero.

Me han dicho que el futuro financiero de algunas empresas depende de los resultados del mercado de las apuestas que es tradición en estas cenas. Por lo tanto, no se pongan nerviosos si ven a alguien a su lado que apueste mucho o que trate de acaparar su mesa. No los mire directamente, trate de ser británico y evitar miradas vergonzosas.

"Una época difícil para los mercados"

 

Ha sido una época difícil para los mercados de metales y, por supuesto, que esto también significa un momento difícil para los inversionistas y los accionistas.

No obstante, nunca debemos perder de vista el hecho claro que no importa el dolor que sintamos, los problemas que enfrentemos, las consecuencias son mucho, mucho peores para aquellos mercados emergentes que dependieron del auge económico de los commodities para reducir la pobreza y dar inicio a algún tipo de proceso de desarrollo.

Veamos: lo segundo peor que la pobreza es el riesgo de pobreza. Es lo que los economistas llaman vulnerabilidad. Sucesos tales como el ajuste de los mercados de metales a la nueva realidad de precios, desafortunadamente, devuelve a miles y miles de familias en todo el mundo a esta realidad, con consecuencias que rápidamente pasan de lo financiero a lo económico, a lo social, a lo político.

Las decisiones que surgen de los cambios estructurales en las condiciones del mercado son desde luego, en muchos casos, necesarias, o por lo menos concuerdan con la lógica de la empresa privada; sin embargo, ¿qué pasa con las consecuencias?

No estoy seguro si es un mito, pero la leyenda es que el Presidente de los Estados Unidos, y posiblemente su Majestad la Reina, tradicionalmente firma personalmente cada carta de condolencias a los familiares de los caídos en combate. Desde luego la lógica es recordarles a nuestros líderes las consecuencias de las decisiones tomadas.

Me pregunto, ¿qué pueden hacer las empresas que se ven obligadas por las circunstancias a despedir y reducir, a echar y recortar...?

¿Qué pueden hacer para reconocer a las comunidades en que están insertas, las dificultades y el dolor? Me pregunto ¿qué tipo de ritual podríamos encontrar que demuestre, tal como la carta de condolencias, que los líderes, como los que están presentes en esta sala, saben, se preocupan, entienden y sienten empatía? Debido a que hace poco era observador externo de esta industria, uno se ve obligado a preguntarse qué se podría hacer.

Porque – y este es el punto más delicado– nadie espera que los empresarios (ni ningún tipo de líder, de hecho) cuenten cuentos a las comunidades y sociedades y familias. Nadie espera eso. Se espera que tomemos decisiones difíciles y que seamos líderes en momentos de éxito y de fracaso. Lo que legítimamente se esperara, sin embargo, es el reconocimiento y la empatía.

Los más escépticos pueden estar pensando: ¿de qué está hablando este tipo? ¿A qué se refiere con esta basura defensora del reconocimiento y de la empatía? Somos mineros y operadores, tipos duros, intransigentes, mucho macho. ¿Dónde se transa el reconocimiento y la empatía? Nadie ha cenado con eso.

Bueno, puede que no. Pero se sorprenderían de lo importante que es para las personas entender los procesos de toma de decisiones que afectan sus vidas. Y la semilla de la empatía que se puede sembrar en una desaceleración puede ser muy ventajosa para cuando nuevamente se necesite buena voluntad. Las personas entienden que se deben tomar decisiones difíciles para asegurar la viabilidad a largo plazo de las empresas, de las operaciones e incluso de todo un sector económico. Sin embargo, no siempre queda claro que éste es el criterio principal detrás de las decisiones. Supongo que la lección es: explicar, explicar y explicar.

Época de cambios

 

Sí, son tiempos difíciles.

Sin embargo, los mineros más viejos nos tranquilizan. Nos dan el discurso de Clemenza del Padrino. ¿Lo conocen? Cuando el gordo Clemenza está preparando la pistola para Michael.

Corleone, que recién decidió dejar a un lado sus límites éticos por su familia y por el honor de su padre y se está preparando para asesinar a un narcotraficante (creo) y a un policía corrupto (si lo recuerdo bien).

Está nervioso, sabe que esto desencadenará una vendetta, una guerra entre las familias mafiosas que están tratando de hacer sobrevivir su negocio que decae mientras la policía toma medidas más duras. Se están atacando entre ellos, como lobos por los restos, por los huesos.

Entonces Michael Corleone pregunta a Clemenza: "¿cuán malo piensas que va a ser?"
Y luego Clemenza dice (ya saben, como el viejo minero):

"Muy malo. Pero está bien. Estas cosas tienen que pasar más o menos cada cinco años... diez años. Sirve para deshacerse del resentimiento. Hace diez años desde la última vez".

Tiene razón el gordo Clemenza. Estas desaceleraciones sirven para "limpiar el resentimiento". Las costumbres y prácticas generadas durante los años del auge económico y sus entusiasmos, que quizás no son tan saludables ni tan benignos, tienen la oportunidad de limpiarse, como dice Clemenza, más o menos cada cinco años... diez años.

¿Cuáles malas prácticas? ¿Cuál resentimiento? ¿De qué estoy hablando?

"Los pecados sociales"

 

El 22 de octubre de 1925, Mohandas Karamchand Gandhi publicó un artículo en un periódico que había fundado unos años antes para promover sus ideas sobre la independencia de la India y la acción política sin violencia. El periódico se llamaba Young India, y el artículo se refería a lo que con el tiempo se ha denominado "los Pecados Sociales", que son tan conocidos que incluso se podrían considerar un cliché. La mayoría de las personas los conoce, pero no creo que piensen mucho al respecto.

Estos pecados sociales son interesantes porque reflejan la enorme complejidad intelectual de la mente del Mahatma y de la profundidad de su alma. Los pecados no condenan los caminos del mundo, los caminos del capitalismo, y los caminos del poder. No, lo que cuestionan es la sabiduría de seguir sus apetitos sin equilibrar el alma hacia los deberes éticos que requiere la vida en sociedad.

Estos siete pecados sociales no condenan la búsqueda de la riqueza, el deseo del goce, la búsqueda de la verdad y del conocimiento, la promoción exagerada del comercio, las maravillas de la ciencia, la pasión de la creencia y el compromiso de la política y la búsqueda del poder. No son condenados, son reconocidos como parte de nuestra humanidad, lo que nos hace lo que somos. Lo que Gandhi nos hace recordar es que debemos tener consciencia, vivir la vida plenamente... pero conscientemente.

Los pecados sociales son siete:

En primer lugar: "riqueza sin trabajo". Ese es el primero. Este pecado se podría traducir a "jerga minera" como: "retornos sin productividad".

Ahora, nadie podría decir que tener éxito en este mercado es posible sin esfuerzo. Todos aquí trabajan mucho para lograr lo que tienen. Pero debemos reconocer que a veces las circunstancias caprichosas de los mercados crean ganancias imprevistas y grandes márgenes donde nadie los proyectaba, los necesitaba ni los merecía. Por supuesto que esto sucedió en los últimos años, y así son los mercados. Sin embargo, debemos recordar que la sociedad no juzgará las ganancias imprevistas de la misma manera que los retornos ganados con esfuerzo. Debemos entender que la riqueza es percibida como justa cuando se genera de la productividad y no por casualidad. Y debemos reconocer que los años seductores del auge económico quizás hayan generado un poco de pereza y complacencia. Ahora los años de escasez nos obligan a volver a la vieja ética victoriana de trabajo: no hay retornos sin productividad.

Este pecado también implica otra lección importante, que es el constante recordatorio que debemos repetir, como un mantra, cuando presupuestamos, soñamos, imaginamos y proyectamos: el respeto por los accionistas. Este recordatorio de que es su dinero el que estamos manejando y que el poder que implica requiere esfuerzo, restricción y ahorro. En el caso de la empresa estatal Codelco, nuestra compañía, en el fondo, no es muy diferente. Nuestros accionistas son todos los ciudadanos de Chile, los profesores, las madres, el tuitero enojado, los agricultores, los hinchas del fútbol, los jóvenes rebeldes que luchan por cambiar el mundo; ellos son los dueños, debemos demostrar nuestro respeto hacia ellos cuando invertimos sus activos, cuando gastamos su dinero, cuando preparamos nuestra estrategia. Siendo honestos con nosotros mismos, durante el entusiasmo de los años de auge económico quizás los perdimos un poco de vista: los accionistas, los ciudadanos.

El segundo pecado tiene bastante relación con el primero, es "placer sin consciencia".

Obtener goce de la riqueza y del éxito es parte de nuestra humanidad. Sin embargo, muchos en este sector han, naturalmente, adquirido responsabilidades de liderazgo en los países y localidades donde tienen sus operaciones. En muchos casos, pueden presidir el único sector industrial importante en el territorio, el mejor pagado, el único que es de clase mundial. Como dije, el goce es humano (¿o no?); pero la seriedad es la marca registrada de los grandes líderes. No se puede esperar que la gente los siga si no lideran viviendo como ellos. No se puede esperar que los países legislen como ustedes creen que deben legislar y que escuchen sus consejos como esperan que lo hagan si no transmiten la idea de que viven como ellos, que entienden el problema, que entienden lo difícil que es ser líder en estos lugares; no lo encuentran divertido, aprenden a admirarlos y respetarlos.

Los pecados número tres, cinco y seis están estrechamente relacionados, son: "conocimiento sin carácter", "ciencia sin humanidad" y "culto sin sacrificio".

Licencia para crecer

 

Todos sabemos la gran contribución de la minería al desarrollo tecnológico e industrial. Siempre debemos considerar que las oportunidades y los desafíos tecnológicos que enfrentamos en realidad contienen un enorme potencial para las economías emergentes. Estos desafíos pueden movilizar al emprendimiento, la tecnología y la ciencia local de maneras que realmente pueden generar un efecto multiplicador sobre el crecimiento y el desarrollo. Por supuesto, siempre debemos invertir en Investigación y Desarrollo y en ciencia con una perspectiva comercial y considerando el interés estratégico a largo plazo de nuestro negocio. Sin embargo, no perdamos de vista que sería muy favorable para nuestro interés a largo plazo que nos perciban como una fuente de progreso, modernidad, ciencia, tecnología e innovación. Desde mi perspectiva, esta percepción puede generar una "licencia social" mucho más poderosa y duradera, una "licencia para el crecimiento y el desarrollo".

Una de las mejores cosas de ser el Presidente de Codelco es ser testigo de todas las sofisticaciones y complejidades de la minería del cobre. Su química, su física, su ciencia de la tierra, su biología, su economía. Sin duda que muchos de ustedes han viajado a mi país, a Chile. Si tienen la oportunidad de sobrevolar nuestro país durante el día y miran hacia abajo, verán cómo hemos transformado el paisaje, cambiado las montañas, abierto cráteres, creado lagos, construido y abandonado ciudades en el medio de las montañas y de los desiertos, entrelazado el paisaje con redes de energía, de agua, de relaves, ácido y ríos de roca fundida. Es sorprendente, excitante, dramático, y heroico. Es maravilloso, tan maravilloso, el poder de la ciencia y de la tecnología, la energía de las finanzas y del capital, que podemos aprender a encapricharnos con ello, nos puede seducir, y se puede convertir en sujeto de veneración.

Siempre debemos acordarnos de las personas, los lugares, las memorias, los sonidos, los sabores, los olores, las costumbres que están allí sobreviviendo en el mundo que transformamos con nuestro tremendo conocimiento, nuestra ciencia poderosa, nuestra gran riqueza y nuestra voluntad.

¿Qué podemos hacer para prepararnos para la próxima vez, de modo que podamos llevar con nosotros a la humanidad y a la sociedad ante el asombro de este mundo cambiante que, no obstante, aún debe estar ahí para ellos, con la mayoría de las cosas que esperan y recuerdan?

El cuarto y séptimo pecado también están relacionados: son "comercio sin moral" y "política sin principios". Ambos se refieren a la necesidad que tenemos como sector de tratar el poder: el poder de la riqueza y la liquidez o el poder del Estado y de la sociedad. La mera magnitud de lo que hacemos en la minería lo hace inevitable, debemos hurgar en el poder.

Los entusiasmos de los años de auge económico, las urgencias de la oportunidad, pueden haber causado que algunas personas tomaran atajos y olvidaran que los pecados, incluso los pecados de los que nos liberamos, tienen esta desagradable costumbre de volver a perseguirnos, siempre encontrando algún espíritu de las Navidades pasadas al cual colgarse. Siempre debemos considerar el daño que la indulgencia o, incluso el aprovecharse del comercio poco ético o políticas sin principios, causa a las sociedades. Puede que en el presente estemos contribuyendo, mediante la creación de riqueza y empleo, pero si no prestamos atención al cuarto y séptimo pecado, podríamos establecer la destrucción mañana de lo que suponemos levantar hoy.

Entonces, aquí tenemos, los Siete Pecados Sociales:

  • Riqueza sin trabajo
  • Goce sin consciencia
  • Conocimiento sin carácter
  • Comercio sin moral
  • Ciencia sin humanidad
  • Culto sin sacrificio
  • Política sin principios

 

Miremos estos pecados y maravillas de la sabiduría de Mahatma. Muchos de los que revisan su vida y carrera política lo ven como un izquierdista, un enemigo del capitalismo y del comercio, un partidario del corporativismo y nacionalismo. Todo esto puede tener algo de verdad. Sin embargo, al mirar los problemas de la democracia liberal y del capitalismo contemporáneo y uno no puede dejar de pensar que quizás les estaba dando, al capitalismo y a la democracia liberal, el mejor consejo.

Los siete "pecados" mineros

 

Entonces, podemos traducir los siete pecados sociales al nuevo idioma que hemos inventado hoy: la "jerga minera" y obtenemos los siete pecados mineros:

  • Ganancias sin productividad
  • Éxito sin seriedad
  • Tecnología sin templanza
  • Comercio sin perspectiva
  • Inversión sin continencia
  • Presupuesto sin restricción
  • Operación sin ahorro

 

Estos son nuestros pecados.

El lado positivo de esta desaceleración económica de nuestros mercados, es que nos permite mirar los años de auge económico con una mirada crítica. También nos permite ver cómo nos hemos comportado y nos obliga a pensar si la próxima vez queremos actuar de la misma forma o queremos cambiar y, si éste es el caso, qué podemos hacer para que así sea.

Entonces los momentos difíciles son para que los balances sean mas eficientes y los planes mineros más mezquinos, ¿cierto?

Sí, lo son, pero también son para limpiar el alma de nuestras compañías y purgar nuestros pecados mineros.

Si la historia nos ha enseñado algo, es que se cosecha lo que se siembra, y el ciclo volverá con su entusiasmo y prisa, con sus oportunidades. Aquellos entre nosotros que van a ser mineros por muchas décadas más... bueno debiéramos estar preparados: cuerpo, mente y alma.

Muchas gracias.