Varios cientos de a�os antes de Cristo, diversas culturas que habitaban en zonas cercanas a la Cordillera de Los Andes ya utilizaban el cobre. Desarrollaron metalurgias elementales que les permitieron explotar y trabajar este metal, incluso para producir aleaciones.

Durante la colonia, la explotaci�n de cobre se mantuvo como una peque�a industria. En 1810, a�o de la Independencia, Chile produjo 19.000 toneladas del mineral.

Entre 1820 y 1900, Chile produjo 2 millones de toneladas de cobre y fue, durante un tiempo, el primer productor y exportador mundial. Sin embargo, a fines del siglo XIX comenz� un per�odo de decadencia, debido al gran impacto del salitre que acaparaba el inter�s y las inversiones, y al agotamiento de los yacimientos de alta ley. En 1897 se produjeron apenas 21.000 toneladas de cobre. A lo largo del siglo XIX, el metal rojo se transform� en uno de los principales productos de exportaci�n nacional y Chile se convirti� en uno de los tres mayores productores de cobre en el mundo.

A comienzos del siglo XX se iniciaron inversiones en El Teniente y Chuquicamata por parte de numerosas empresas norteamericanas. Nuestro pa�s ten�a en esos a�os una participaci�n reducida en la gran miner�a del cobre.

En 1951 se firm� el Convenio de Washington, que permiti� a Chile disponer del 20% de la producci�n de cobre, posibilitando al Gobierno chileno aumentar su participaci�n en la actividad cupr�fera.

En 1955, el Senado dict� una serie de leyes cuyo objetivo era garantizar un ingreso m�nimo al Estado chileno y fomentar la inversi�n por parte de las grandes compa��as del rubro minero.

El 5 de mayo del mismo a�o se cre� el Departamento del Cobre, un organismo estatal cuyas labores consist�an en fiscalizar y participar en el mercado del metal rojo a nivel internacional.

LA CHILENIZACI�N
En 1966 se dict� la Ley N� 16.425, que autoriz� la creaci�n de sociedades mixtas entre el Estado de Chile y las compa��as extranjeras productoras de cobre. En dichas sociedades mixtas, el Estado chileno deb�a tener como m�nimo una participaci�n del 25% de la propiedad de los yacimientos en manos de las compa��as extranjeras.

En 1967, las minas El Teniente, Chuquicamata y Salvador se convirtieron en sociedades mixtas, por lo que Codelco obtuvo un 51% de la propiedad de todas ellas. El 49% restante pas� a la Braden Copper Company, en el caso de El Teniente, y a la Anaconda Copper Company, en el caso de Chuquicamata y Salvador.

Con respecto a Andina y Ex�tica, en 1967 pasaron a propiedad de Codelco en un 25%. El 75% restante de Andina lo obtuvo Cerro Corporation, y Ex�tica pas� a manos de Anaconda en un 75%.

LA NACIONALIZACI�N
En 1971, a trav�s de la modificaci�n del Art. 10 de la Constituci�n, se produjo la nacionalizaci�n del cobre. A dicho art�culo se agreg� una disposici�n transitoria que establec�a que, �por exigirlo el inter�s nacional y en ejercicio del inter�s soberano e inalienable del Estado de disponer libremente de sus riquezas y recursos naturales, se nacionalizan y declaran por tanto incorporadas al pleno y exclusivo dominio de la Naci�n las empresas extranjeras, que constituyen la gran miner�a del cobre�.

A trav�s de esta modificaci�n constitucional, pasaron a dominio nacional todos los bienes de las empresas extranjeras productoras de cobre en Chile.

El 1� de abril de 1976 se cre� la Corporaci�n Nacional del Cobre de Chile, Codelco Chile, a trav�s del Decreto de Ley N� 1.350. La compa��a agrup� los yacimientos existentes en una sola empresa, minera, industrial y comercial, con personalidad jur�dica y patrimonio propio, de duraci�n indefinida, que se relaciona con el Gobierno a trav�s del entonces Ministerio de Miner�a.

SEWELL, PATRIMONIO DE LA HUMANIDAD

El 13 de julio de 2006, Sewell, la ciudad de las escaleras, pas� a formar parte de los lugares en el mundo considerados Patrimonio de la Humanidad. Por aclamaci�n y con aplausos, el Comit� del Patrimonio Mundial de la UNESCO aprob� dicha inscripci�n en su trig�sima reuni�n, realizada en Vilnius, capital de Lituania.

Este logro fue el resultado del esfuerzo conjunto iniciado el a�o 1998 por Codelco, el Consejo de Monumentos Nacionales, los ministerios de Relaciones Exteriores, Bienes Nacionales y de Cultura, y la Intendencia de la VI Regi�n. Sewell, ciudadela fundada en 1906 por el norteamericano William Braden para alojar a los trabajadores de la mina de El Teniente, se transform� en propiedad de todo el mundo.

Sewell se constituy� as� en el quinto patrimonio mundial de Chile, sum�ndose a la Isla de Pascua, la oficina salitrera Humberstone, las iglesias de Chilo� y la ciudad de Valpara�so. Como tal, pas� a ser protegida por diversas organizaciones mundiales, a fin de preservarla y difundirla en calidad de herencia cultural.

Con la finalidad de celebrar este acontecimiento, durante 2006 Codelco realiz� y apoy� diversas actividades culturales en torno a Sewell. Entre �stas se destacan los Talleres de Recuperaci�n de la Memoria, organizado por Codelco en la Biblioteca Nacional y que reunieron a m�s de 80 sewellinos en Santiago.

En julio de 2006, tambi�n en la Biblioteca Nacional, se estren� el documental �Sewell, tan cerca del cielo�, realizado por Sebasti�n Dom�nguez y Mario L�bert, que relata aspectos de la vida de quienes habitaron en la ciudad de las escaleras.

En octubre, el recinto alberg� la exposici�n �Sewell, Patrimonio de la Humanidad�, que mostr� el desarrollo del proyecto de postulaci�n patrimonial, desde la declaraci�n de Monumento Nacional en 1998 hasta el veredicto del Comit� de la UNESCO.

La historia como aval
El campamento minero, propiedad de la Divisi�n El Teniente, se ubica en la Cordillera de Los Andes, a 2.140 metros de altitud y a 150 kil�metros de Santiago.

Su construcci�n en forma de escalera se asemeja a una ciudad que se derrama por el cerro. Sus edificios e instalaciones constituyen una muestra de calidad y eficiencia, en base a materiales como la madera y el acero que perduran despu�s de 100 a�os.

En su �poca de mayor apogeo, Sewell alberg� a 15 mil personas, entre mineros y sus familias. En la d�cada del 50, su hospital fue catalogado como el m�s moderno de Sudam�rica, al igual que su gimnasio, denominado Palacio de los Deportes. Su cine, abierto a toda la comunidad, exhib�a pel�culas que a�n no se hab�an estrenado en Santiago, y en su escenario se presentaron artistas y espect�culos de renombre internacional.