Historia del cobre

Historia del cobre

El uso del cobre se remonta a los orígenes de la civilización hace unos 10.000 años, cuando en algún lugar del mundo el ser humano dejó de depender de las herramientas de piedra y comenzó a usar un metal disponible en la naturaleza, manipulable, dúctil y con una resistencia hasta entonces desconocida.

La existencia

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Marmita de cobre y
latón del Tibet, siglo XX

de vetas de cobre nativo o de alta pureza facilitó el acceso al novedoso elemento metálico por parte de civilizaciones que florecían en el pasado remoto en Asia y en torno al Mediterráneo. Sus habitantes utilizaron este nuevo material para fabricar herramientas y ornamentos.

 

 

El objeto de cobre más antiguo encontrado por los arqueólogos apareció en el norte del territorio del actual Irak. Es un pendiente fabricado hacia el año 8.700 A.C.

 

Todo parece indicar que la minería del cobre pudo desarrollarse entre civilizaciones avanzadas algunos milenios antes de Cristo, como las de los sumerios y de los egipcios, que fueron cunas del conocimiento. Posteriormente su uso se expandió al mundo antiguo, incluidas las civilizaciones helénica y romana.

 

Con

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Buda de cobre con decoraciones de plata, Tibet siglo XIX

el tiempo el cobre adquirió un gran peso específico sobre el desarrollo de la humanidad, pues su uso en combinación con el estaño permitió crear una aleación que fue determinante para la civilización, conocida en el estudio de la historia como Edad del Bronce.

 

En el antiguo Egipto de los jeroglíficos el cobre fue asociado al símbolo de Ankh, que también tenía otro significado: vida eterna.

 

En algún momento de la antigüedad la minería del cobre tuvo como escenario importante a Chipre, donde fueron descubiertos importantes yacimientos de este metal. Para los romanos ese territorio era conocido como Cyprium, y de allí proviene la palabra en latín cuprum, que a su vez da origen al nombre en español, cobre.

 

El uso del cobre a través del tiempo está registrado en numerosos objetos y testimonios. Fue utilizado para uno de los famosos rollos del Mar Muerto, para sistemas de plomería en las pirámides egipcias, para reforzar barcos como los que usó Cristóbal Colón.

En América, entretanto, civilizaciones como las de los aztecas y los incas también utilizaban este metal rojizo. Y en la zona andina quedó registrado el desarrollo de una metalurgia que incluyó el manejo de aleaciones (vea la historia de Codelco).

 

Durante el siglo XIX, en plena Revolución Industrial y ante el inicio

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Buda de cobre con decoraciones de plata, Tibet siglo XIX

de una seguidilla de inventos relacionados con la electricidad y las telecomunicaciones, la demanda por cobre aumentó en forma vertiginosa. Se había descubierto una de sus propiedades esenciales: la conductividad.

 

A comienzos del siglo XX la demanda mundial de cobre rondaba el medio millón de toneladas, pero la mayor parte de los yacimientos en forma de vetas que permitían acceder a un mineral de alta pureza ya habían sido explotados.

 

Sin embargo, el desarrollo y perfeccionamiento de tecnologías permitieron obtener el cobre incluso cuando se encontraba asociado a otros elementos en concentraciones muy bajas. Esos adelantos permitieron el surgimiento de la minería del cobre, que cada año incorpora nuevos avances para lograr una producción más eficiente y sustentable.

 

El extraordinario avance tecnológico de las últimas décadas implica un uso mucho más intensivo del cobre en nuestras vidas. Así, la historia de este metal y su influencia en la civilización aún no termina de escribirse.

 

En el futuro

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Buda de cobre con decoraciones de plata, Tibet siglo XIX

el cobre aparece como un elemento esencial. Su uso está vinculado al desarrollo de las tecnologías de la información y la comunicación, o al consumo más eficiente de energía que es funfamental para el cuidado del ambiente de este planeta.